Cancún es un destino muy conocido desde hace años en todo el mundo. Un lugar de ensueño, ideal para disfrutar de playas paradisíacas y de un ocio nocturno privilegiado. Y como últimamente he estado más estresada de lo normal, me dije “hora de ir a Cancún, llama a las chicas”. Y eso fue lo que hice.
La verdad es que fue fácil organizarlo. Casi todas mis amigas dijeron que sí al instante, “¡yo voy cuenta conmigo!”. Y es que las playas, la comida mexicana y las fiestas eran suficientes motivos para convencerlas. Una semana de escapada del mundo suena muy bien.
Antes de darnos cuenta ya teníamos las habitaciones reservadas en Zurfers. ¡Y el avión lleno de combustible y esperando!
Lo primero que hicimos al llegar fue quitarnos la ropa, ponernos el último modelito de bikini comprado especialmente para la ocasión, y pasar el día en Playa Delfines. Así, sin medias tintas. Por supuesto, no pudimos resistir la tentación de fotografiarnos junto a los carteles de “Cancún”, subiendo las imágenes a Instagram para envidia de amigos y parientes.
El viaje no fue pesado, y el día en la playa nos recargó las pilas, así que por la noche teníamos ganas de fiesta. Y empezamos fuerte, en el Coco Bongo. No puedes perdértelo cuando vayas, es una pasada. Y no solo por el ambientazo, sino también por sus espectáculos de baile y acrobáticos.
Al día siguiente queríamos seguir disfrutando de la playa, pero la idea era cambiar de lugar para ir conociéndolos. Al final decidimos ir a Isla Mujeres, así que subimos al ferry y llegamos en un abrir y cerrar de ojos. Pasamos el día tomando el sol, nadando y también jugamos un rato con una pelota que compramos en una pequeña tienda que encontramos de camino a la playa. Por la noche, ya de vuelta, salimos a tomar algo, pero nos acostamos pronto porque al día siguiente teníamos excursión.
Al amanecer nos levantamos muy emocionadas, pues íbamos a ver la pirámide de Chichén Itzá, una de las 7 Maravillas del Mundo. Fue impresionante. Toda persona debería contemplar en directo esta magnífica y grandiosa construcción. ¡Una visita obligada sin lugar a dudas! Aprovechamos para bañarnos en los cenotes. Algunos de ellos son de una belleza que quita el aliento.
Por la noche seguíamos con ganas de fiesta y de descubrir cosas, así que fuimos a una discoteca bastante famosa, The City. La verdad es que es inmensa, una pasada. La música genial, y un ambiente que solo he visto en los mejores festivales… ¡pero aquí es así todos los días!
El tiempo que nos quedaba lo aprovechamos con más playa, piscina y todo tipo de actividades de relax: spa, masajes, etc.
¡Estamos deseando volver a hacer una escapada de chicas!
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